Almaty… quien nos robó el alma

Su nombre original es Alma Ata y es imposible no ver el juego de palabras en castellano… la lástima es que cuando lo traduces del kazajo, su nombre original, pierde todo el misticismo que la rodea y se convierte en algo tan banal como el “padre de las manzanas”. Y es que dicen que todas las manzanas del mundo provienen de esta zona… y lo sustentan con pruebas de ADN.

A nosotros nos sigue gustando más el “Ata almas” como nombre porque es exactamente lo que nos pasó… Almaty nos gustó tanto y nos caló tan hondo que al final, nos quedamos mucho más de lo esperado… y es que hay ciudades, que no sabes cómo ni porqué, se apoderan de tus ansias de moverte y las aniquilan.

Llega el otoño

No paras, vas saltando de un lugar al otro… cuando no dudas del día que es de la semana dudas del día en el que estás. Domingo? Hoy es 15? Pero de repente hay algo que atropella tu concepto del tiempo y que te hace frenar en seco… ya es otoño. No sabes cómo ha pasado ni cuándo ha sucedido, pero de pronto, el tiempo cruje bajo tus pies y a ritmo de creck creck, ese paisaje que esperabas verde, soleado o árido se torna anaranjado y te recibe con una alfombra de hojas amarillas que te hacen frenar para coger aliento. Aliento que te falta ante tal espectáculo porque si Almaty es bonita de por sí, vestida de gala otoñal es majestuosa.

Una calle cualquiera de Almaty en Otoño

Por las calles de Almaty en Otoño

Es otoño… desde que tengo uso de razón es mi estación favorita pero rara vez se ve un otoño tan hermoso como el que nos regaló la ciudad… y es que septiembre llega cargado de planes para todo el mundo… y eso hace que por un instante te invada la nostalgia… nostalgia que se evapora al volver a mirar a tu alrededor y seguir disfrutando de las vistas, del aire… y de ese frescor que ya empieza a reclamar chaqueta!

Y qué hace a Almaty tan especial?

Vamos a pasear… y nos acercamos a ver la catedral ortodoxa. Una iglesia muy diferente a las que habíamos visto por el camino. Una catedral muy teatral que nos recordó a la decoración veneciana de los arlequines, sin faltar por supuesto sus cúpulas doradas de un estilo mucho más rusificado que las de sus hermanas de más al sur.

Pero si algo nos gustó fue la plaza que se encuentra justo enfrente, dónde niños y no tan niños juegan a dar de comer a las palomas, haciéndolas volar a su antojo y persiguiéndolas en círculos.

El parque que la rodea es sencillamente precioso… sin muchos artificios, una arboleda frondosa y caminos tupidos de hojas hacen que pasear sea una delicia para los sentidos…

Como no podía faltar, encontramos el monumento a los caídos en la Guerra Mundial con la llama encendida como ya habíamos visto en otras capitales de la exURSS. Justo enfrente el museo de instrumentos kazajos se aloja en un curioso y original edificio de madera con sus cúpulas y tejados verdes.

Subimos a la colina de Kok tobe allí encontramos una estatua que conmemora la visita de los Beatles a la ciudad… como familia de beatlemaníacos, no podía faltar el reportaje fotográfico a la estatua! También hay un minizoo y un parque de atracciones infantil, rodeado de varios restaurantes y lugares de recreo.

Las vistas desde arriba son bonitas, aunque aseguraos de que el día está despejado antes de subir… para poder disfrutarlas.

Y lo más sorprendente… Almaty tiene playa!! No nos creéis? Mirad la foto… nos quedamos de piedra cuando la encontramos… Como ya os hemos dicho, tiene de todo!

También visitamos su mezquita… una mezquita nueva y precipitada que nos decepcionó muchísimo, la verdad… la construyeron tan rápido que tan sólo 20 años después ya se está cayendo a trozos. Paredes rotas, la puerta mellada… los mosaicos de su entrada no son más que un vinilo enganchado. En fin, que es mejor verla de lejos y quedarse con la incógnita que acercarse para descubrirlo!

De trekking al gran lago de Almaty

Así se llama… el gran lago de Almaty. Es el responsable de abastecer de agua a la ciudad. Y es uno de los referentes turísticos cuando pensamos en Almaty… sus aguas turquesas rodeadas de nevadas montañas son la razón perfecta por sí sola para acudir a visitar la ciudad.

Cómo se llega?

Desde la Plaza de la República, se coge el autobús 28… está a unos 10km de Almaty el punto de partida. Es la última parada del bus. Una vez nos bajamos, hay unos 8km de carretera que bien podemos hacer autostop. Siempre hay algún taxista avispado revoloteando la parada, aseguraos de cerrar el precio antes de montaros porque los hemos visto pedir cosas desorbitadas (30€) por el trayecto.

La zona está custodiada por militares porque es, como ya hemos dicho, la fuente que abastece a Almaty y por ello la protegen y vigilan. No les gusta que se toque el agua, está prohibido bañarse y no olvidéis llevar vuestros pasaportes.

Pero a pesar de todo… las vistas son espectaculares. El color del lago, ese azul turquesa y sus montañas que lo coronan te quitan el aliento y te dejan mirándolo, fijo, pensativo, durante más tiempo del que eres consciente…

Nosotros subimos en taxi, por 4€ hasta arriba y bajamos por el trekking. En diversos blogs habíamos leído que el trekking era muy fácil si se seguía la tubería blanca… En fin… supongo que quien lo escribió o no hizo el trekking o no tiene el mismo nivel que nosotros, porque en un tramo la cosa se complicó un poco… Juzgad vosotros mismos el desnivel!

Suponemos que hay un camino mil veces mejor que la pronunciada pendiente de la tubería, así que recomendamos que en vez de fiaros de los blogs de viajeros (incluido este) para planear vuestras rutas, busquéis mapas de la zona o acudáis a algún centro de información turística si lo hay.

Nos quedó pendiente visitar el cañón… la excursión asequible (3.000 Tenges) la hacen sólo los sábados y cuando enviamos email no nos respondieron. El resto de la semana para ir son tours privados y se salían desorbitadamente de nuestro presupuesto. (40.000 Tenges)

Nuestro tiempo en Almaty

Pero lo mejor de nuestros casi 10 días en Almaty (ya os hemos dicho que nos conquistó la ciudad) fue compartir tiempo con Sergey y Stan, dos “rusos” kazajos adorables que nos hicieron formar parte de su familia durante 3 días y con Bek, un avispado empresario de tan sólo 27 años que ha montado su propia escuela de inglés y que celebra los domingos un “English Club”, un espacio de charla y tertulia donde debatir de todo en inglés… si estáis por Almaty un domingo a las 15h y queréis conocer como es la vida en la ciudad y como son sus chavales, no dudéis en poneros en contacto con Bek y “autoinvitaros” al club!

Pero si algo nos llamó la atención de verdad, fue la cantidad de “selfies” que los chicos por la calle nos pedían que nos hiciéramos con ellos… es increíble porque físicamente podríamos pasar por rusos sin problema, pero aun así, al oírnos hablar, querían hacerse una foto con nosotros. Al principio pensábamos que nos pedían que les hiciéramos una foto a ellos, hasta que vimos que los protagonistas de la foto, a pesar de no haber mediado palabra con ellos, éramos nosotros… habrá que ver cuántas veces sale nuestra cara en las redes sociales kazajas!!