Dos monedas de una cara

Es muy difícil entender Turquía y su actualidad sin entender su sociedad. Tenemos la suerte de viajar despacio y casi siempre, hospedándonos con gente local. Gente que nos van dibujando su panorama social… cada uno desde su punto de vista nos ha ido explicando su versión, su verdad, su realidad… y del conjunto de todas ellas, hemos ido extrayendo la nuestra. Y es que Turquía es más que Otomanos y Mezquitas, desiertos y pañuelos…

Turquía tiene una sociedad con dos equipos y ambos juegan en casa. Una mitad que se autodenomina moderna, que mira hacia Europa y sueña con la libertad de la visa Schengen. Fan de Ataturk, adora su libertad y sólo busca el progreso. Construye hacia el cielo enormes rascacielos. Una mitad que hasta hace 15 años ha ostentado el poder casi en solitario. Una sociedad de consumo donde un coche es más que un medio de transporte. Capitalistas aférrimos, miran al futuro con temor por si las cosas cambian.

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Y en la otra mano, una mitad que se proclama religiosa, que mira a la meca y busca el apoyo saudí. Un equipo al que se ha liberado hace poco de tener que vivir su religión en la intimidad de su casa, que por fin puede lucir orgulloso su fe y sus pañuelos. Asiduo a mezquitas y rituales, se inclina hacia al suelo en busca de su Dios, mira al pasado con nostalgia y al futuro con la esperanza de ser los que tomen el control.

Dos caras de una moneda

Turquía vive un equilibrio frágil y perfecto entre “modernidad” y “religiosidad”, donde ambos bandos se respetan aunque no siempre se entienden, y sobre todo, ambos son leales, a su manera, al Islam. Porque todas las personas cuando nacen son musulmanas, aunque ellas no lo sepan, dice el Corán…

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Y es que ante dos verdades tan coherentes como las suyas, nosotros sólo podemos seguir aprendiendo y escuchar…

… Y eso que aún no hemos llegado al Kurdistán!