Sanliurfa… Gloriosa Urfa

Llegamos a mediodía y apenas sin dormir tras haber subido al monte Nemrut al amanecer. Hacía calor, mucho calor… y el panorama dibujaba un escenario casi desértico. Una ciudad cuya historia está tan viva y vibra tan fuerte que se palpa en el aire a cada paso que se da. Nada más bajar del autobús, el primer contratiempo. Al intentar recargar la tarjeta sim del móvil y renovar el paquete de datos de internet, en la tienda el hombre se equivocó. Tras mucho discutir en turco, 2 traductores improvisados y 1 hora de espera, al final, ante la pregunta de si así nos iba a recibir Urfa, la respuesta fue, no… perdón. Yo asumiré el coste del error. Y así lo hizo. Con nuestra tarjeta renovada, el mapa de nuevo activo y la ubicación de nuestro anfitrión, empezamos a caminar por una ciudad que no dejaría de sorprendernos, aunque no siempre positivamente. Llevaba una camiseta de tirantes negra, como he dicho, hacía mucho calor… sólo necesité 10 minutos en aquella ciudad para darme cuenta de que mi vestimenta no era lo que ellos esperaban. El acoso de los hombres mirándome el escote pasó de anecdótico a incómodo y desagradable en cuestión de segundos… y es que habíamos llegado a una de las ciudades más religiosas de Turquía y una de las plazas fuertes del AK Party, el partido del gobierno.

Llegamos a la casa, y allí nos esperaba Hasan, en su clásica casa otomana del centro histórico de Urfa, con su mejor sonrisa y las puertas abiertas de par en par. Bueno, las llaves las tenía el de la tienda de al lado y un amigo suyo nos abrió la puerta y nos instaló… Hasan llegó después con su vespa y su sonrisa. La casa era un desastre encantador… el peor baño que habíamos visto hasta el momento. En todas las salas, y habían unas cuantas, habían motos y la cocina y el salón eran talleres improvisados. El olor a grasa de motor impregnaba casi toda la casa… casi, porque nuestra habitación estaba casi limpia, ordenada y no tenía motos ni ningún recambio susceptible de hacerla parecer un taller. Quizás fue por eso que Sanliurfa se convirtió, rápidamente en una de nuestras ciudades favoritas de Turquía, a pesar de que nuestra relación no había empezado con muy buen pie, porque todo parecía una locura fantástica. A falta de cocina, no tenía fogones, la panadería le horneaba los vegetales y todo lo que quisiera por el precio de 0,1€… algo que usaban muchos locales y que nos pareció una idea brillante, ya que la comida está mucho más buena horneada en horno de leña.

En Urfa nos fijamos que en el este cada ciudad tiene su tipo de pan, y en función de lo que pesa, ahí va el precio… aquí encontramos un pan casi individual (aunque alimentaría a dos como nosotros) recién horneado por 0,75 TRL… unos 0,2€ al cambio del momento. “El pan hace estómagos felices” dicen los locales… no sabemos si felices o tristes, pero los nuestros los tiene de un redondito que asusta…

La ciudad se llama Urfa, o se llamaba… y así la sigue nombrando todo aquél que la menciona. Fue en 1984 cuando se le otorgó el honor de ser “Gloriosa” que es lo que significa el prefijo Sanli-. Sólo los turistas la llamamos así… supongo que para ellos suena rimbombante. No me imagino llamar a mi ciudad “Gloriosa Barcelona”… es más, ni siquiera la llamamos Barcelona que desde siempre ha sido Barna… o BCN si escribimos.

Pero volvamos a la historia, que me disperso… A 80 km del rio Eufrates, es una de las ciudades de la antigua Mesopotamia, origen del mundo y cultura que nos ha llegado hasta nuestros días. Con apenas medio millón de habitantes, la mayoría de origen kurdo, conviven con los árabes de Urfa, una tribu que sólo encontramos en esta población. Creen los turcos que Urfa es la bíblica ciudad de Ur, debido a su cercanía del pueblo de Harrán, aunque Irak también reclama la ubicación de esa ciudad en su país. Dicen que en Urfa nació Abraham, uno de los patriarcas del cristianismo, y también donde nació Job, en una cueva que es lugar de peregrinaje de muchos musulmanes, asiduos a las reliquias como ya vimos en otros lugares.

Qué ver en Urfa?

Balikli Gol… El lago sagrado de los peces

Paseando por Urfa, fuimos directamente a ver lo que más nos recomendaban los locales y con razón. El lago sagrado de los peces Es un lugar sagrado y bíblico que se cree que fue donde Dios probó la paciencia de Job. Dice la leyenda que Abraham nació y creció en Urfa y que entró en conflicto con el rey Nimrod cuando, no sólo le declaró la guerra a la idolatría sino que también se ganó el corazón de su hija, Zeliha. El rey sentenció a muerte a Abraham y prepararon una enorme pila funerario para quemarle vivo en el centro de la ciudad. Milagrosamente, justo cuando Abraham iba a ser arrojado al fuego, las llamas se convirtieron en agua y los leños en peces. Desde entonces, la piscina de Abraham y las carpas que viven en ella se consideran sagradas, formadas de las lágrimas de Zeliha y que por tanto, quien se las coma o las coja, se quedará ciego.

Podríamos decir que es uno de los centros sociales de Urfa… las familias se arremolinaban alrededor del estanque y los niños alimentaban felices a las carpas. Decenas de bancos y lugares para picnics hacían las delicias de la gente que disfrutaba del fin de semana a la sombra, aprovechando las altas temperaturas y el frescor que los estanques producen. La arquitectura de la zona parece ser la típica de Oriente próximo, con arcadas rodeando la mitad del estanque, una mezquita, la Rizvaniye Camii y su minaret completando la escena. Por supuesto, como en todos los lugares religiosos en Turquía la entrada es gratis, así que se puede recorrer y disfrutar en varios momentos del día. Dicen que es a primera hora cuando se pueden ver las carpas, y la puesta de sol es el mejor momento para hacer fotografías… no hay que elegir, lo mejor es ir en varios momentos del día.

Bazar

De camino al lago, nos perdimos, para variar… llegamos atravesando el antiguo bazar. No sé si la palabra que mejor lo define es esa, antiguo o más bien sería viejo, pero sí que es uno de los bazares más auténticos que habíamos visto hasta la época. En el bazar, varios almacenes de lana pura de oveja se salpicaban entre el resto de comercios e impregnaban el aire con su olor. Costureros… muchísimos costureros en lo que se conoce como la zona textil de Turquía… se diría que su capital está en Antep, o al menos allí están las fábricas. Cacharros, zapatos, ropa, especies… todo bien diseminado en un bazar oscuro, laberíntico y muy confuso para el visitante del cual nos ayudó a salir un costurero muy amablemente. (Sí, son costureros, no costureras… las mujeres apenas trabajan en Urfa, recordad el nivel de religiosidad).

Halil Ul Rahman Mosque y la cueva de Abraham

Al salir del bazar llegamos por fin a una plaza preciosa dónde desembocaban, además del lago, 3 mezquitas. Una de ellas albergaba la cueva de Abraham… un lugar muy (MUY) sagrado para ellos, y para cualquier religioso que se preste ya que Abraham, así como la virgen maría, es un nexo muy potente entre cristianos, judíos y musulmanes. Tan sagrado es el lugar que para visitarlo, se entra por separado, hombres a la derecha y mujeres a la izquierda y, esta vez, no vale con cubrirnos la cabeza. Porque se me veían los brazos (que no los hombros) tuve que ponerme uno de esos abrigos que llevan las musulmanas que cubren todo el cuerpo. Ellos te lo prestan, pero están taaaan sudados (pleno verano con abrigo) que da bastante asco. Aún así, ya estábamos allí y había que entrar. Un lugar pequeño, lúgubre con una fuente de la que brota agua y dónde las mujeres se apresuran a arrodillarse para beber. Tiene propiedades mágicas… La cueva está cubierta con un cristal, en la zona de mujeres solo se ve un trocito, el resto es una cueva más edificada y alfombrada para rezar. Supongo que lo mejor se verá desde la parte de hombres…

La mezquita, usada también como madraza, es un lugar especial como suelen serlo, con la magia típica de estos lugares pero sin mucho más que destacar sobre el resto de mezquitas que habíamos visto hasta el momento. Sólo una cosa… en el este parece que la “zona de mujeres” que suelen tener reservadas en las mezquitas para su rezo, se ha convertido en “el edificio de mujeres”… fue aquí donde por primera vez vimos que las mujeres tenían que rezar en un espacio aparte, no dentro de la mezquita con los hombres.

Pasear por el pueblo antiguo

A eso dedicamos las horas… a perdernos. Sus calles, los niños jugando, las pelotas resonando, las iglesias escondidas, la tumba de Job, un colegio oculto, puentes, túneles y arcadas, balcones de ensueño y una arquitectura que haría palidecer a la ciudad más pintoresca de europa… su relieve quizás no es tan espectacular como el de Mardin, pero sus casas, sus calles entramadas y laberínticas, el eco de tus pasos al caminar, el agua que se arroja para refrescar, el aire que se desliza por las callejas trayendo oxígeno a una ciudad ahogada por el calor… el sol abrasador que no alcanza los viejos adoquines por la estructura de sus calles… eso, hace que podamos decir que es Sanliurfa nuestra ciudad favorita del Este…

Harran

A una hora de Urfa, quizás un poco menos, está el pueblo de Harrán. Sabíamos que había que ir pero no sabíamos muy bien porqué. Creo que es una de las veces que más cerca que estuvimos del a frontera con Siria. Sólo eso le infiere al pueblo un carácter especial.

El motivo principal por el que es famoso es porque es un yacimiento arqueológico del cual se han encontrado referencias de hasta el 1.100 aC. Dicen que fue dónde se mudó el padre de Abraham tras abandonar Ur (según la Biblia). Protagonista en diferentes etapas de la historia, el yacimiento como tal no ofrece nada al visitante porque está cerrado y en muy mal estado… El castillo también está cerrado, como todos los castillos del este de Turquía, los militares los tienen tomados como base para la guerra y el control del a población kurda. No pudimos visitar ninguno.

Pero sí hay algo especial en Harrán, sus casas de adobe en forma de colmena construidas sin usar nada de madera. Hasta la década de los 70-80 la gente vivía dentro… después fueron desalojadas y reservadas exclusivamente para visitas turísticas, hasta que la avalancha de refugiados sirios llegó y ocupó buena parte de ellas. Con la guerra, el turismo en la zona ha bajado mucho así que… quien les puede juzgar por ello? Lo que si nos molestó es que cuando fuimos a verlas se nos abalanzaron todos en manada esperando dinero. Incluso posaban con bebés para que les hiciéramos fotos a cambio de dinero, algo que nos parece muy poco conveniente. La presión fue tal que de una de las casas nos fuimos sin ni siquiera tomarnos un çay, lo cual hubiera significado dinero para ellos. En la otra, como fueron más comedidos, consumimos y disfrutamos de la mañana. Allí conocimos a un chico sirio que nos estuvo relatando sus desventuras durante esos años de guerra… momentos que se te graban a fuego en la memoria.

Os dejo con fotos de las casas, que es más animado, y las casas por dentro… la verdad, es que no tienen desperdicio.

Halfeti… en serio?

Halfeti es uno de ellos. Es un lago artificial que se creó al construir una presa, entre Urfa y Antep, y que dejó sumergida una antigua ciudad… hasta ahí suena romántico… porque incluso hay una mezquita sumergida! Eso había que verlo… el pantà de Sau en musulmán! 1,5h de trayecto y 18TRL más tarde, en 2 dolmus sin ventilación y con un calor insoportable llegamos a Halfeti… lo bueno fue que parte de la ruta transcurría a través del rio Eufrates. Siempre es agradable ubicar los ríos que estudiabas en el colegio. Al llegar, como íbamos en “grupo” (nos unimos todos los del dolmus para negociar mejor precio), contratamos el barco a 7TRL la excursión para que nos llevase a ver la soñada ciudad sumergida… El barco, como siempre, con música hortera a todo trapo y la gente bailando Halay… y lo mejor, pilotado por uno niño de unos 13 años! (Seguridad ante todo!). Tras media hora navegando, vimos un minaret a lo lejos… es eso! … es eso?

Al acercarnos vimos que el minaret era lo único que había por ver… el barco dio media vuelta, más música y más halay… y a pasear. El pueblo poco o nada ofrece además de decenas de puestos ambulantes muy agresivos con el turismo (casi en exclusiva turismo local) y un área de picnic dónde también hay que pagar para que las familias coman y, como es habitual en Turquía, llena de basura por todos lados. Un puente colgante muy coqueto y entretenido une el pueblo con la zona de picnic. Si ya estáis allí, vale la pena acercarse.

Por lo demás, no os lo recomendamos en absoluto… por supuesto es nuestra opinión y cada uno tiene gustos diferentes, pero nos costó la jornada entera 86TRL, más que nuestro presupuesto diario, y fue una gran decepción.

Fue en Urfa donde vivimos las elecciones Turcas… donde vimos a la policía parar los coches del HDP y tirar todos sus panfletos (recordemos que Urfa era plaza fuerte del AK Party)… y decimos ERA porque tras esas elecciones todo cambió. La mitad de la población, votó al HDP y la fiesta en la ciudad no se hizo esperar.

Urfa nos robó el corazón… en conjunto y de forma individual todo lo que vivimos… nos costó irnos de allí y nos costará encontrar otra ciudad que nos guste tanto como esta. Como ya he dicho en más de una ocasión, es simplemente nuestra opinión y nuestra experiencia explicada en primera persona… cada viajero debe sacar sus propias conclusiones y vivir sus propias experiencias.