Así llaman los habitantes de Bakú a todo lo que está fuera de su ciudad: regiones. Los consideran diferentes a ellos, y a veces te lo dicen de una forma despectiva. Realmente las regiones son muy diferentes a la ciudad: todo el glamour que desprende la capital, y toda la riqueza de la que hace gala, contrasta y mucho con la falta de desarrollo, la nula inversión y las múltiples carencias que sufren las regiones, de forma crónica parece. Quizás es porque en ellas no hay (o había) petróleo, porque hace poco se ha encontrado petróleo en Ismaylli, así que quizás, ahora se hayan ganado un poco de inversión y desarrollo.

Cometimos el craso error de confiar en el transporte público del país. Cogimos un autobús desde Bakú hasta Ismaylli, cuando debimos cogerlo directo hasta Sheki y después hacer el trayecto inverso… Porqué? Porque después el autobús desde Ismaylli hasta Sheki no se sabe cuándo pasa ni si tiene asientos libres… y al final, te toca acabar pagando un taxi.

Al llegar a Ismaylli nos dimos cuenta de que casi todo lo que habíamos visto en fotos, era algo nuevo… se han construido una muralla simulando una muralla antigua… bastante decepcionante. Y no hay mucho más para ver… es un pueblo un poco lúgubre. La oferta hotelera deja mucho que desear… no por sus decrépitos y espeluznantes edificios si no por los altos precios que los acompañan: por 25 $ tenéis derecho a una habitación en un hotel sin wifi ni desayuno ni baños casi, enmoquetado hasta las paredes, con sus respectivos bichos que los acompañan, cero inglés ni servicios y olor a tabaco rancio que impregna hasta las entrañas el edicio… y mucho ojo con las guesthouse que son incluso peores… Hay poca oferta de comida y no mucho que visitar. Es un buen lugar dicen para hacer trekkings, y es cierto que es más fresquito que Bakú, pero aun así, para nosotros, no valió la pena la parada. Sobre todo porque después tuvimos que pagar un taxi desde Ismaylli hasta Sheki que nos costó 30$ más… una ruina para nuestro presupuesto.

Cerca de Ismaylli hay una aldea que sí dicen que vale la pena visitar, pero no encontramos manera de llegar hasta ella… como os decíamos, en las regiones las infraestructuras y los servicios son muy precarios y por un taxi te piden un riñón. Así que creemos que lo mejor es hacerlo con vehículo propio, ya sea coche o bicicleta… lo que tengáis!

Llegamos a Sheki, un poco decepcionados del día anterior y nos recibió con los brazos abiertos… una guesthouse limpia y muy auténtica en el casco antiguo del pueblo sería nuestro hogar para esa noche. Dejamos las mochilas y nos dirigimos a recorrer la parte vieja y a buscar el palacio del khan que es lo que habíamos venido a ver. El camino está maltrecho y si bien hay algunos edificios restaurados, son sólo los que se han reconvertido en hoteles. Eso nos permitió disfrutar y pasear por dentro del Karavanesi, un edificio espectacular que deja claro que Sheki era un punto importante de la ruta de la seda. Se puede pasear por el patio y las antiguas celdas son las actuales habitaciones del hotel.

Al llegar al palacio, nos pareció una belleza, sobretodo porque llevábamos días sin ver nada bonito o que nos llamara la atención. La entrada valía 6 Manats, nos pareció muy cara así que preguntamos qué había dentro, y nos dijeron muy sinceramente que lo único que hay son fotos… los rusos se llevaron todo el mobiliario, el arte y las joyas. Así que el palacio por dentro está vacío… Pero los mosaicos de la fachada son preciosos y están muy bien restaurados… nos parecieron muy originales, sobre todo los motivos animales, los pavos reales y los detalles florales. El edificio en sí y la mezquita y los jardines que lo rodean son muy bonitos y merecen una visita.

De vuelta al pueblo, paseando por al lado del río, encontramos un restaurante turco dónde pudimos comer “de forma asequible”. Justo en frente de una mezquita que tiene uno de los minarets más bonitos que habíamos visto hasta el momento… 

Azerbaiyán es un reto constante para el presupuesto mochilero, y si te intentas mover por el país la cosa se complica. Los alojamientos son muy precarios, realmente malos y a precios de oro… lo que hace que tengas un constante sabor agridulce cuando estás viajando. Couchsurfing es popular en la capital, pero fuera en las regiones toda casa se convierte en un hostal… muchas de ellas no tienen los servicios adecuados y mucho menos para cobrar 30$ la noche. Lo más gracioso es que cuando lo comentas, se ofenden y te preguntan que qué esperas por 30$?… bastante dantesco.

Así que si vais justos de presupuesto, en nuestra opinión, os podéis ahorrar las visitas a la región salvo que tengáis vehículo propio… ahí sí que vale la pena. Si no, el precio y las dificultades hacen que no compense con lo que hay que visitar. Al menos, en nuestra opinión.